Crónica R Madrid Inter De video juego

Llegaba la primera final para el Real Madrid, es pronto lo sé, pero una derrota acababa con el viaje europeo. El rival, el Inter de Conte, no diré que era la mas fea, pero desde luego no era la mas guapa para bailar una noche como esta.

Empezaba el partido con un ritmo tan frenético que casi te podías cansar sentado en el sofá de tu casa. Los dos equipos presionando desde arriba, incomodando la salida del balón y desplegando velocidad y resistencia. Un partido tan loco que era mas parecido a un videojuego que a un partido de verdad. Presión, velocidad, toques de tacón, robos en campo contrario, disparos y paradas, te lo compro para el FIFA22.

Y en una de esas jugadas, Hazard robaba un balón, se internaba en el área y le regalaba a Asensio el primer gol. El mallorquín disparó con la potencia que lo caracteriza pero Handanovic saco una mano milagrosa que enviaba el balón a córner, corría el minuto cuatro tan solo. Y en ese arranque enérgico de los blancos, también había hueco para disparar desde lejos y ahí es donde entra Valverde que la rompe, pero tampoco encuentra la suerte del gol. En esos primeros siete minutos ya había dispuesto el Madrid de dos ocasiones claras.

Siguiendo con el mal endémico de esta temporada, un balón a la espalda nos ponía en apuros y fue un viejo conocido, Achraf, el que llego a disparar al lateral a la espalda de Mendy. Sin haber recuperado aun el aliento, un balón perdido dejaba a Lautaro frente a Courtois, pero como en el noventa y nueve por ciento de las veces, con Ramos por el medio. El argentino busca colocarla de interior al palo largo, la pelota toca en la pierna del camero que complica, pero el portero belga responde a la perfección. Todo esto sucedía en tan solo doce minutos, como digo, partido para tomar oxigeno mas que una copa. Se animaba Kroos un minuto después con un tímido disparo desde fuera que iría a las manos del portero. La réplica, la pone Vidal, pero este si que la pega duro, durísimo, pero no encuentra portería, por fortuna.

Y como os digo, de un partido de consola solo pueden salir combinaciones de videojuego. Lucas por arriba al punto de penalti, Benzema que entra como un avión la deja de cabeza atrás y Valverde la pega durísimo, hubiera sido un golazo, pero la pelota se marcha alta tras botar. Era el minuto veintidós y ninguno de los dos equipos se estaba guardando nada.

Tres minutos después, Hakimi poseído por el ambiente, se giraba sobre si mismo por la presión de Mendy. Levantaba la cabeza y como tantas veces ha hecho en ese estadio, lanza un balón al espacio a un tipo de blanco con el nueve a la espalda. Solo que en esta ocasión no tocaba, Benzema se hacía con el cuero y tras driblar a Handanovic ponía el primero plácidamente. El gol dio alas al equipo que corría a con la pelota casi tan rápido como cuando iba a la presión. Y en una de esas Hazard volvió a ser Hazard y tras dejar atrás a tres rivales, disparaba para logar un córner, a la postre vital. Tan vital que con treinta y dos minutos de juego, Ramos también quiso ser Ramos y cabeceaba a la red, esa jugada de Eden no se podía perder en un resumen. Dos a cero y partido encarrilado, clasificación encarrilada y a intentar coger aire en este partido loco.

Tan loco, tan de videojuego y tan rápido que sin terminar de mandar mensajes a los amigos para celebrarlo, un pase de espuela, si de espuela, de Barrella dejaba solo a Lautaro para acortar distancias. Partido que se complica, clasificación que peligra y otra vez con menos aire que un nadador en amnea. Quedaban diez minutos de la primera parte y todo podía pasar. Y pasó lo que tenía que pasar, no, no era un gol, era la esperada tarjeta a Vidal, que tras cinco faltas, una de ellas una patada por detrás, por fin vio la tarjeta. Con eso nos íbamos a descansar quince minutos.

Poco que corregir en el descanso, supongo, yo no soy Zidane. Mirar bien las marcas, animar a Hazard y Asensio para que den sus últimos quince minutos a tope y pedir a Valverde y Casemiro que ayuden en la salida del balón, poca cosa… La segunda mitad transcurría por los mismos cauces que la primera, presión, velocidad e intensidad, solo que con muchos minutos a la espalda. Los errores por falta de energía , no era tan “sencillo” llegar a las marcas y cada pase perdido era un infierno. Ninguno de los dos equipos disfrutaba de ocasiones que nos levantaran del sofá, pero aun así el partido nos mantenía en una tensión que hacía imposible relajarse. El primer sobresalto llegaba en el minuto cincuenta y uno cuando Brozovic hacía gritar a Hazard, el corazón se nos detenía viendo al belga cojear. Tarjeta y a seguir.  El segundo en el sesenta y seis, con un balón a la espalda de Ramos llegaba a Lautaro que servía de cabeza a Perisic, que lo hace perfecto ante Lucas y bate a Courtois, los italianos levantaban el partido.

Quedaban catorce minutos de sufrimientos y cábalas clasificatorias. Mendy despejaba mal de cabeza y dejaba solo a Lautaro que cruza en exceso. Después Perisic en una contra dispara fuera. Nos faltaban puntos y aire. Pero como decía, fueron catorce minutos malos, porque en el ochenta, Valverde conducía para romper líneas y darle el balón a Viniciu como mejor le viene, larga y en carrera. El veinte corre como el viento, levanta la cabeza y pese a ver la entrada de Karim, la pone al segundo palo, donde el otro brasileño que desafía al viento, Rodrygo Goes, recibe, controla y fusila a Handanovic. El Real lo ha vuelto a hacer, luchar hasta el final, levantar lo que parecía muerto. Tocaba sufrir y eso este Madrid solidario sabe hacerlo, tanto que Benzema pudo sentenciar con un pase de la muerte de Rodrygo, pero golpea mal y alarga nuestro sufrimiento unos minutos mas.

Tres puntos muy trabajados, tres puntos que nos dan vida y nos permiten soñar. Partidazo en Madrid donde la interminable partida de ajedrez disputada entre las parejas Zidane-Dupont contra Conte-Pintus, se decanto del lado local. Habrá que ver que preparan para el segundo asalto, esta vez en Milan, donde podemos dejar al Inter fuera de la Champions.

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