Como se suele decir, los entrenadores del Real Madrid están cuestionados desde el primer día en el que se sientan en el banquillo. Y en la casa blanca, las múltiples crisis y la presión constante hacen que cada tres partidos malos tu nombre salga en la portada de todos los periódicos pidiendo tu cabeza y señalándote como principal culpable de otra nueva mala racha del equipo. Aún así, parecía que Zidane era la excepción que rompía la regla. Pero el idilio casi eterno que estaba viviendo el francés al frente del Real Madrid parece estar llegando a su fin. ZZ siempre ha sido sinónimo de títulos; en su primera etapa, ya había llegado para salvar a un grupo a la deriva y lo llevó a ganar tres Champions seguidas. En su segunda etapa, más de lo mismo, pero esta vez apareció para conseguir esa ansiada Liga después de una temporada desastrosa en la que hasta tres entrenadores pasaron por este estresante banquillo. Ahora, quizás esté viviendo su peor momento como entrenador blanco. Y es verdad que como digo, pese a que lo de salvar crisis es la especialidad del marsellés, sacar hoy la cabeza de este pozo tan hondo se presenta muy pero que muy complicado. Y no solo por los resultado: tres derrotas en los últimos 5 partidos, las últimas ante Shakhtar y Alavés. Y por delante, tres partidos tan duros como trascendentales. Hoy, visita al Pizjuán. Después, viene el Gladbach mientras nos jugamos la clasificación a octavos. Y el fin de semana que viene, el derbi madrileño. Todo esto mientras que el equipo sufre la crisis de juego, resultados e irregularidad más grande que hemos vivido en los últimos años. Pero ya conocemos a Zizou; si alguien es capaz de sacar al Madrid de esta, es él. Pero es que a todo esto, le añadimos el último incipiente, que además es el más preocupante: la plantilla parece que no llega, que se ha quedado corta y no da la sensación de que tenga la conexión con el míster que otras temporadas se postulaba como el factor más fuerte del grupo.
La única buena noticia que esta semana ha recibido Zidane es que la enfermería blanca empieza a vaciarse. Bueno, o al menos, que los futbolistas que a priori son más importantes para el técnico están ya disponibles. Ramos no llegará hoy pese a haber acabado la semana entrenando con el grupo. Se reserva para la jornada de Champions. Benzema vuelve a estar disponible, y Odriozola viaja por fin con el equipo. Hazard sigue con su recuperación, y ni Jovic ni Mariano estarán presentes en Sevilla. Otra semana más en la que el once es una encrucijada para el técnico. ¿Seguirá apostando por Lucas en el lateral? ¿Acompañará Odegaard a Casemiro, Modric y Kroos? U optará por el 4-3-3 y saldrá con los brasiniños? Ya sabemos que adivinar las alineaciones suele ser algo imposible.
Otra cosa que quizás puede restar presión en Valdebebas es que hoy, en el primer matchball de Zidane, visitan uno de los campos más complicados de la Liga pero no es el mejor Sevilla. Lopetegui hizo de los hispalenses un equipo sólido y consistente la temporada pasada. Esta, pese a ir 6os en Liga y clasificados en la UCL, no dan la sensación de ser ese equipo tan mortífero que demostraron ser la última campaña. Quizás porque futbolistas como Ocampos o Rakitic no acaban de arrancar. Pero gente como Munir o En Nesiry están consiguiendo dar un paso adelante y mantienen la ilusión de la afición sevillista, que pese a ser conscientes, como digo, de que la temporada no fluye de la misma forma que la pasada, saben que aún así están habiendo resultados y el margen de mejora es amplio.
Choque de titanes en el Pizjuán. Dos entrenadores enfrentados a su pasado. Dos equipos con la necesidad de reivindicarse. Dos conjuntos que están para mucho más. Será un partido duro, en una de las salidas más difíciles del año. Pero el Real Madrid sabe que es más que necesario empezar a disipar dudas porque si no, el primero que se cae es el capitán del barco.
Que ruede el balón.
POR: ANTONIO MATEOS
AM
