Anteayer llegaba un día que muchos esperábamos ver en unos años, pero dadas las circunstancias y eventos de los últimos meses sabíamos que estaba más cerca de lo que nos hubiera gustado. Cristiano Ronaldo dejaba de ser jugador del Real Madrid y lejos quedaba el sueño de vestir la camiseta blanca hasta los 41 años y retirarse bajo los aplausos del Bernabéu. Un sueño que apenas hace un año parecía una realidad y ahora no es más que eso, un sueño olvidado.
Como muchos madridistas, me pregunto qué cambió o qué pasó durante estos últimos meses para que esa ilusión de retirarse en el Real Madrid, acabase en una mera carta de adiós. Cómo fue posible que una relación perfecta de nueve años terminase rompiéndose con un simple mensaje de texto. Desafortunadamente no sé si alguna vez tendremos la respuesta a tal enigma y sólo podemos hacer conjeturas, y al final eso es lo que más nos duele. Más que la marcha, es el silencio.
En noviembre del año pasado empezaron otra vez rumores de que Cristiano quería irse. Una noticia a los que los madridistas estábamos ya acostumbrados dado que se daba cada temporada dos o tres veces. Como en ocasiones anteriores, la mayoría pensamos que eran rumores e invenciones para vender y que una vez más, Cristiano seguiría con nosotros.
El primer gran susto llegó en K13V. Cuando todo el madridismo estaba eufórico disfrutando la histórica consecución de la tercera Champions consecutiva y decimotercera en total, llegaron las polémicas declaraciones.
«Ahora a disfrutar, y en los próximos días daré una respuesta a los aficionados que ellos sí están de mi lado. Fue muy bonito estar en el Madrid».
Palabras que daban a entender que sus días estaban contados con el equipo blanco. Dichas declaraciones dejaron a muchos molestos por el momento en las que se hicieron, pero sobre todo dejaron al madridismo inquieto con su posible salida. No ayudó ver las celebraciones y las fotos sacadas en familia con el periodista responsable de las noticias de su marcha todo el año. Esta complicidad entre ambos daba a entender que los rumores eran más que rumores, y tenían más credibilidad de las que se le había dado.
Aún así, teníamos la promesa de Cristiano de que hablaría a la afición, los que siempre han estado de su lado, para dar explicaciones y clarificar su futuro. Promesa que a día de hoy seguimos esperando que se cumpla.
Desde ese día en Ucrania hasta el comunicado oficial del club y consiguiente carta de despedida, nos hemos tenido que conformar con más habladurías y especulación de la prensa, creando otra guerra interna entre el madridismo (porque no teníamos suficientes ya). Las culpas iban a jugador, club, afición… dependiendo de quién estuviera hablando. Pero como dije antes, todo eran y siguen siendo conjeturas.
Días antes de la marcha de Cristiano, me encontraba yo en lo alto de la Torre Eiffel (lugar donde Ronaldo recogió su último Balón de Oro), recordando aquel evento donde todo el madridismo celebraba en apoyo a nuestra estrella. Parece ser que fue allí donde Cristiano se sintió ofendido por Florentino al elogiar éste a otro jugador en su gran día. Quizás se equivocó el presidente y podría entender el enfado de Cristiano, pero los aficionados estábamos con él. Celebrando, defendiendo la legitimidad de dicho galardón ante todo aquel que lo ponía en duda. Algo que llevábamos haciendo nueve años, sufriendo los insultos o las mofas de aquellos que piensan que el fútbol sólo se juega de una forma y donde solamente un jugador se merece todos los honores.
Quizás fue Florentino, o quizás Cristiano no ha sentido el cariño del madridismo; quizás la ovación del Allianz Stadium después de tocar el cielo de Turín con una chilena para la historia le hizo añorar una afición que le aplaudiera al unísono como sus días en el United. Siempre tuvo dificultades con los pitos de una minoría del Bernabéu, y quizás los cánticos de “¡Cristiano quédate!” de todo el Bernabéu en la celebración de la decimotercera no fueron suficientes para hacerle olvidar los abucheos de unos pocos. Aun así, los 88.000 madridistas que cantamos ese día, como los millones que cantaron desde sus casas, nos merecíamos unas palabras del porqué de su marcha, y no una simple carta.
Quizás no fueron los pitos, quizás fueron sus problemas con Hacienda. Quizás fueron los consejos de su agente, o quizás el trato recibido por la prensa patria. Quizás de verdad quería un nuevo desafío deportivo, o quizás a pesar de siempre negarlo lo que le motivó a irse fue el dinero. Quizás, quizás, quizás… soy capaz de ver muchas razones para irse, pero por más que lo intento no soy capaz de encontrar una para su silencio.
Una de las cosas que más he admirado de Cristiano, aparte de su fútbol y dedicación, es su honestidad y su falta de miedo al hablar. Al contrario que otros jugadores que evitan la polémica e intentan decir siempre lo que es socialmente correcto; Cristiano hasta ahora no había dudado nunca de dar su opinión y expresar sus sentimientos o puntos de vista. Es por eso por lo que su carta de despedida, escondiéndose detrás de las palabras escritas por otros para justificar su marcha, duele más.
A lo largo de mis años como madridista he visto a muchos de mis ídolos irse de este gran club, algunos por la puerta grande como Zidane o Arbeloa, otros por la puerta de atrás como Iker. He visto jugadores irse porque el club no los quería como Morientes o Figo, y otros porque querían más como Özil o Di María. Pero todos dieron la cara y se despidieron de la afición de una forma u otra. Lo que nunca ha cambiado ni va a cambiar es que el Madrid ha seguido ganando y haciendo historia, y no tengo ninguna duda de que lo seguirá haciendo.
Es cierto que se nos va el que quizás sea el mejor jugador de nuestra historia, con permiso de Don Alfredo, y que lo echaremos mucho de menos. Sus números, como suele decir él, hablan por sí solos. Un jugador que nos ha hecho vivir momentos inolvidables. Un jugador que nos puso en pie desde el primer momento con su primer “Hala Madrid” y nos ayudó a recordar quiénes somos, cuando muchos lo habían olvidado al ver los éxitos del equipo rival. El Madrid no es pasado, el Madrid es presente, el Madrid es futuro. Con Cristiano, sin Cristiano.
Espero que Ronaldo triunfe en Turín, que encuentre lo que sea que busque, aunque es difícil pensar que pueda hallar nada que no tuviera aquí. Por todo lo que nos ha dado le deseo lo mejor. Espero que siga disfrutando del fútbol, porque yo sé que el Real Madrid y el madridismo lo harán sin él. Espero que pueda ganar en Italia y que nos cumplimente por nuestros títulos, y espero ver su tweet felicitándonos por la Decimocuarta. Pero lo que más espero es que algún día, tenga el valor de decirnos el porqué se fue.
exelente trabajo…