Una final anticipada

No está siendo el mejor arranque de temporada para el equipo entrenado por Zinedine Zidane. El Real Madrid se encuentra inmerso en uno de los inicios más irregulares y extraños de su historia. El elenco blanco ha pasado de ganar en el Camp Nou y pasarle por encima al Inter de Milán a perder en casa ante el Cádiz, pinchar ante el Villarreal o recibir una goleada a domicilio contra uno de los peores Valencia habidos y por haber. Esto resulta aún más grave cuando observamos que gran parte de los pinchazos han sucedido en su competición fetiche: la Champions League. Solo una victoria y un empate en las tres primeras jornadas; 4 puntos de 9 posibles. Algo que, sobre el papel, no parece tan grave. Pero si que toma una dimensión dramática si tenemos en cuenta que el Borussia y el Shakhtar están resolviendo sus partidos, y que en caso de perder hoy su clasificación se podría complicar tanto que incluso podrían ser eliminados en fase de grupos. Algo que supondría una hecatombe en la casa blanca, ya que todos sabemos lo que significa esta competición para el equipo de la capital. 

Pero es que aún hay más. Para la primera final de la temporada, Zidane no dispone de muchos de sus pilares fundamentales, ya que la enfermería de Valdebebas se encuentra saturada después de las últimas lesiones de futbolistas como Ramos, Benzema o Valverde, que unidos a la de Odriozola y a los positivos de Jovic y Militao dejan al equipo totalmente en cuadro. Y las bajas del capitán y de la estrella y mano derecha de Zidane resultan más fatídicas si cabe al recordar que esta final no se disputa ante un equipo cualquiera; será fuera de casa, en Italia y ante el Inter de Conte. 

Cualquiera que se percate de todas estas circunstancias y no conozca la historia y el poderío del Real Madrid en Europa puede dar por favoritos a los italianos o pensar que las posibilidades del elenco español de salir del Giuseppe Meazza con los tres puntos son totalmente nulas; pero permitidme que avise: nunca deis por muerto al Real Madrid, y más aún al Real Madrid de Zidane. El equipo viene de pinchar de nuevo frente al Villarreal y de dos partidos convulsos en la comunidad valenciana en los que no ha demostrado su valía. Pero no todo son malas noticias. Ante la ausencia de Benzema, Mariano pareció funcionar la última jornada de Liga en la punta de ataque y Hazard y Odegaard empiezan a dar un paso adelante. Además, Zidane recupera a Casemiro tras su cuarentena, aunque no es seguro que sea de la partida por su tiempo de inactividad. Atrás, pese a las bajas de Militao y Ramos, el Madrid saldrá con una línea defensiva de garantías compuesta por Varane y Nacho, acompañados de un Carvajal que ha vuelto de la lesión mejor que nunca y un Mendy que sigue convenciendo partido tras partido. Modric y Kroos demostraron en la Cerámica que aún tienen gasolina para jugar juntos en el doble pivote y por la derecha, futbolistas como Vini, Rodrygo y el propio Asensio están deseando la titularidad para reivindicarse y ganarse un puesto. 

La peor noticia para los madridistas es que Conte recuperará a su estrella, el belga Lukaku, para el partido de hoy. Además, Lautaro viene en plena forma: 12 goles suman la pareja de atacantes esta presente temporada. Una dupla que seguro dará muchas alegrías a los “nerazzurris”. El 3-5-2 de Conte va tomando cada vez más sentido y ha conseguido que al juego duro propio de un equipo italiano se le una el espéctaculo y el hambre de un conjunto que quiere volver a hacer daño en Europa. Los patrones del mediocampo recuerdan a los que le hicieron triunfar en la Juve; un mediocentro por delante de los tres centrales distribuyendo el juego, respaldado por dos interiores que caen a banda ante la profundidad de los carrileros, que prácticamente forma un 3-3-4 en ataque. Los delanteros, constantemente en movimiento. Se complementan a la perfección, y si uno viene en apoyo para ofrecer una opción de desahogo y oxígeno para sus compañeros, el otro rompe el espacio que queda atrás en defensa. 

Aunque parece que nadie cree en este grupo de futbolistas, Zidane y sus chicos están más que convencidos de que pueden y deben dar un golpe sobre la mesa en Italia. Ya lo he repetido muchas veces a lo largo de la previa, pero deben tomarse este partido como lo que es: una final. Y una final de alltura. O ganan; o a casa. Los octavos son totalmente obligatorios para este conjunto. A los aficionados se les pone la piel de gallina cuando escuchan Europa League. Ojalá puedan hoy sentirse identificados con su equipo y los jugadores demuestren que escudo están defendiendo. No se puede fallar.

POR: ANTONIO MATEOS 

@Antonio_MateosR

AM

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