La anticrónica: Girona 4-2 Real Madrid
Derrota en Montilivi con 4 goles de Taty Castellanos en un lamentable día de la defensa madridista. El arbitraje deleznable de Iglesias Villanueva y González González en el VAR ayudaron a que la tarde fuera una pesadilla.
Hoy no habrá crónica, sino más bien todo lo contrario: un repaso a los distintos, y numerosos, errores que se dieron en la tarde de hoy en Montilivi. Ni siquiera los goles de Vinicius y Lucas me parecen para destacarlos.
Para empezar, el once inicial dispuesto por Ancelotti, que decidió arriesgar a casi todos los jugadores teóricamente titulares, contra un rival que es bien sabido que iba a dar cera e iba a ser consentida por el colectivo arbitral.
Un error jugarte una lesión importante en lugar de dar minutos a los jugadores menos habituales para tenerlos enchufados de cara al último y más decisivo tramo final de la temporada.
De hecho, quizá ese no querer forzar fue una de las claves de la derrota, ya que el equipo mostró una actitud penosa y una falta de concentración acuciante, como bien demostró la mala colocación de la defensa blanca, especialmente reflejada en la figura de Eder Militao, quien habitualmente es nuestro baluarte defensivo pero que, hoy, estuvo a un nivel bajísimo y suyos fueron los errores de los dos primeros goles. No solo él, los otros tres componentes de la defensa mostraron una debilidad muy desilusionante. Nacho fue el señalado para salir, pero porque no se podría cambiar a los cuatro, cinco si contamos el mal día de Lunin, quien no fue capaz de despejar ninguno de los balones que le llegaban.
A continuación, el colectivo arbitral. Sí, de nuevo… El monotema de la temporada volvió a ser decisivo en el resultado con acciones clave que hubieran cambiado todo el signo del partido, como no conceder una falta sobre Vinicius a la altura de la rodilla en una jugada que finalizó en el 1-0.
No quedó ahí la cosa, pues poco después una entrada criminal al tobillo del brasileño con los tacos por delante y hecha, concienzudamente, con ánimo de lesionar y hacer daño al rival, quedó sin señalar siquiera falta ni fue objeto de revisión. El Girona se hubiera quedado con 10 jugadores si el de amarillo fuera decente e hiciera su trabajo, pero no fue así… como tampoco ninguna de las 6 faltas consecutivas no pitadas sobre Vinicius, quien además se llevó la tarjeta por protestar, tras ser pegado por rivales, insultado por la grada… y ser objeto de un pelotazo en el suelo en otra, la enésima, falta no pitada.
Todavía tocará darle las gracias a Villanueva por sancionar un codazo sobre Vinicius y amonestar a Arnau en una jugada que, de haberse pitado bien la acción del pelotazo, podría haber supuesto otra expulsión en el conjunto gerundés. ¿El resultado en ese momento? Exacto, 2-1, otra vez resultado ajustado y otra vez decisión contra el Madrid, lo habitual…
Todo esto perjudicó aún más seriamente a un Madrid falto de ideas, de actitud y que dejó una sensación de darle igual el partido de hoy. No había soluciones más que darle el balón a Vinicius y el centro del campo era un solar donde nadie quería ser protagonista del desastre, lo que generaba un atasco en ataque que hacía que los ataques blancos se chocaran una y otra vez contra el buen hacer (o gran hacer, diría yo) del Girona, quien se esforzó durante los 90 minutos por mantener un alto nivel de compromiso y solidaridad defensiva que fue admirable.
Sabemos que la Liga estaba perdida hace meses, pero es indefendible que jugadores importantes de este equipo rechacen seguir compitiendo el tiempo que queda para llegar a tope a los partidos decisivos de Champions.
¿Motiva más la competición europea? Por supuesto que sí, eso es innegable, pero este tipo de partidos tiene la mala costumbre de guardar memorias negativas en los jugadores y no está la rivalidad contra el Manchester City como para que estos errores injustificables de hoy se vuelvan a repetir por un estado de nervios o, por qué no decirlo, por creer que todos los partidos se van a ganar fácilmente solo con dos chispazos de ataque.
Hace falta corregir muchos errores tras este partido, un arbitraje decente (esto parece una quimera) y también hace falta una cura de humildad importante para los jugadores para mostrarles que se debe salir a muerte en cada partido, para evitar sustos, no manchar el escudo y porque, en ciertos momentos, el «no pasa nada» de hoy no contará porque habremos metido la pata de manera vergonzosa.
Hoy lo ha sido, espero que a partir de aquí no hagan falta más partidos para meternos eso en la cabeza y que afrontemos lo que nos queda con fuego en los ojos y con el escudo y el corazón como bazas más importantes. A levantarse, correr mucho y a seguir.
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