#DesdeLaGrada | «Y volver, volver, volver…»

Siempre vuelve: el Madrid siempre vuelve. Con cautela esta vez, eso sí, que no está el horno para bollos, salvo que ese bollo se llame Vinícius Jr. y estemos calibrando su punto de cocción.

Pues sí, parece que la dinámica negativa del primer equipo va quedando atrás y que poco a poco Santiago Solari va tocando las teclas, afinando el clavicordio y poniendo al Madrid en modo sinfonía.

El partido del domingo en Balaídos así parece demostrarlo; un partido en el que se vio a un Madrid más reconocible de lo que había sido en fechas anteriores, con fases de muy buen juego y sobre todo con una actitud muy acorde con lo que representa el escudo redondito con la corona. Porque a pesar de que los jugadores del Celta encontraron terreno abonado para desarrollar un juego demasiado brusco, los merengues no se arredraron ni un ápice y dieron buena cuenta del rival.

Lo cual nos deja con cuatro partidos en la recién estrenada era Solari, con un balance más que prometedor: dieciocho goles a favor y dos en contra. Y aunque los amantes de las cifras y la estadística puedan enarbolar como bandera las obtenidas hasta ahora para defender la labor del «indiecito», lo cierto es que no es lo único que podemos destacar -si bien el hecho de anotar goles es lo primordial-; ya que se pueden apreciar a simple vista grandes diferencias entre este Madrid y el anterior de Lopetegui. Por lo pronto, el técnico no ha dudado en utilizar jugadores del Castilla, a los que él bien conoce en cuanto los ha necesitado -sirva como ejemplo la irrupción de Javi Sánchez-. Además, se aprecia una toma de decisiones en otros aspectos que hablan de la personalidad del entrenador del Real Madrid: otorgar la titularidad a Courtois en todas las competiciones, la apuesta firme por Reguilón como sustituto de Marcelo y la reciente alusión al papel que espera de Gareth Bale en este «su» Madrid.

La consecuencia es un Madrid más vertical, mejor plantado, más serio y comprometido. Un Madrid que ha resuelto la papeleta con solvencia y que permite a su afición poder pensar que la dinámica negativa ha quedado atrás.

Sé que la cuadratura del círculo no estaría completa si no nos preguntáramos cuál es el papel de los jugadores en todo esto. Siendo los principales actores, todo parece centrarse en la provisionalidad o no del entrenador y en lo que le rodea, mientras que los jugadores se muestran en un segundo plano. Para mí, es evidente que mucha de la responsabilidad es también de ellos, puesto que a nadie se le olvida jugar al fútbol de un día para otro, pero es cierto que con el paso de los días cada vez nos convencemos más de que la decisión tomada sobre el relevo en el banquillo fue correcta. Esto no es óbice para que los de corto manejen a sus anchas el cotarro, y parte del trabajo del míster es precisamente meter en cintura a la plantilla ganándosela a la vez, para que todos a una estén comprometidos en la consecución de los objetivos de la temporada.

Por delante un parón de dos semanas por obra y gracia de las selecciones nacionales, y que por una vez y sin que sirva de precedente puede ser hasta bueno para poder recuperar jugadores lesionados y para que lo sucedido en estas semanas tome poso y valga como acicate para afrontar lo venidero, porque tras el parón Eibar, Roma y Valencia esperan a los blancos, y la distancia con el primer clasificado en el campeonato se ha reducido a cuatro puntos, lo que hace que la hasta hace bien poco inalcanzable Liga se haya puesto también a tiro.

Y es que como dice la canción: «Volver, volver, volver…». El Madrid siempre vuelve. Toca verlo #DesdeLaGrada

 

@pepo2204

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