Crónica: Real Madrid 4-0 Valencia
Goleada en casa ante un rival sin alma para mantener el liderato una noche más.
Tras una semana de descanso, volvía el fútbol al Santiago Bernabéu… para volver a marcharse. Dentro de los caprichos del calendario están cosas como estas, en las que el Real Madrid se va a pasar todo noviembre jugando fuera de casa.
El caso es que hoy ha tocado trato y el rival, el Valencia de Carlos Corberán, era de esos caramelitos que no hay que desaprovechar para mantener la buena tónica de resultados que se traía hasta ahora.
Para ello, Xabi Alonso eligió como titulares a los siguientes pupilos: Courtois; Carreras, Huijsen, Militao, Valverde; Tchouaméni, Bellingham, Arda Güler; Vinícius, Mbappé, Mastantuono.
Se guardó un más que respetuoso minuto de silencio en memoria del fallecimiento de nuestro ex portero Ochotorena y de la abuela de nuestro capitán Dani Carvajal. Vaya desde aquí nuestro recuerdo, descansen en paz.
El partido dio claras muestras de estar completamente desequilibrado desde los primeros minutos y la primera parte, en general, se tornó en una noche de Halloween para el conjunto ché.
Más aún, cuando al minuto 16 un corner a favor del Real Madrid era peinado al primer palo por Militao y Mbappé no llegaba de milagro a empujar en el segundo. El central brasileño reclamó penalty por mano y el colegiado Mateo Busquets tenía que echarse la mano a su pinganillo esperando una posible revisión de VAR.
Y la repetición fue clara, puesto que no solo hubo mano en la jugada sino también otro penalty claro sobre Mbappé por agarrón, que igualmente se podría haber pitado. Precisamente el francés sería el encargado de transformar la pena máxima para el 1-0, resarciéndose así del error en el Clásico.
No paró de atacar el Madrid tras el gol ante un Valencia atenazado que poco podía hacer para frenar la avalancha blanca. 30 minutos en los que el dominio y el empuje blanco mandaba cada vez más y más atrás a su rival, con protagonismo exclusivo de sus jugadores de construcción y de ataque intentándolo una y otra vez.
Tanto fue el cántaro a la fuente, que a la media hora un rápido ataque del Madrid terminó en un centro de Güler que remataría, en un gesto algo extraño, Kylian Mbappé tras deshacerse de su marca. 2-0 al minuto 30 y la sensación de que podría vivirse una fiesta goleadora hoy en el estadio.
Pero no paró ahí la cosa y el Madrid gozaría aún de otra jugada importante para haber hecho el 3-0. Un balón filtrado fue repelido por Agirrezabala ante la llegada de Vinícius, pero en su rechace Carreras se adelantaría como un misil a Thierry Correia, que llegó como 2 horas tarde y arrolló al lateral madridista.
Vini le pidió lanzarlo a Mbappé, el francés aceptó… y Vinícius no tiró adecuadamente el penalty facilitando que Agirrezabala lo repeliese. El brasileño no termina de estar, y este fallo le tuvo muchos minutos de partido fuera del partido, casi sin querer la pelota y fallando en cosas básicas, algo que arregló con alguna arrancada en la segunda parte aunque aún lejos del nivel superior que le conocemos.
Quién sí aprovechó la oportunidad fue Jude Bellingham. El inglés luce más que recuperado del hombro, potente en lo físico y, una vez más, siendo toda una delicia con el balón en los pies. Así, se explica la genialidad que tuvo en el 3-0, cuando tras un doble recorte se sacó un disparo potente al palo largo que se colaba muy lejos del alcance de Agirrezabala. Golazo del inglés, tercer partido consecutivo marcando.
Y con este 3-0 al descanso casi podría acabarse la crónica, puesto que la segunda mitad, como era de esperar, no estuvo tan entretenida y movida con un Madrid ya pensando en el Liverpool y un Valencia que solo se encargaba de achicar agua en defensa e intentar alguna que otra llegada aislada al área madridista.
Y esto quizá es lo que le falta al Real Madrid, hacer algo más de sangre a sus rivales cuando tenga la oportunidad. Especialmente, si luego vas a los estadios rivales y te tratan con tal desprecio y odio como el que solemos vivir en Mestalla. Era día de salir de aquí con 7-0 a favor y dejarlos hundidos. Dicho esto, tampoco vamos a quejarnos demasiado que 4 están bien y hay que guardar goles para los próximo compromisos.
Todavía quedaría una cosa que celebrar, pues Álvaro Carreras quiso liarla y se sacó un disparo brutal desde dentro del área del Valencia para poner el balón en la mismísima escuadra. Como bien se dijo en la retransmisión, un gol digno del mejor Roberto Carlos, primer gol de jugador español esta temporada en el Real Madrid por cierto.
Otra gran alegría fue volver a ver a Endrick con minutos, aunque quizá hubiera estado mejor que fueran algunos más.
Pero ahora ya solo cabe la visita a Anfield en la cabeza. Veremos cómo se prepara ese partido, si la gente con molestias como Güler (quien se retiró hoy tras un mal apoyo del pie en lo que parece ser un esguince) llega sana y salva al martes y cómo afrontamos una dura salida contra uno de los mejores equipos de Europa.
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