Noche triste en Balaídos, no obstante iba a ser el primer partido sin Casemiro, es el principio del fin de la CMK y probablemente se ha empezado a disolver por donde menos lo esperábamos.
Saltaba el Madrid al verde, vestido de negro y con las ideas un poco nubladas ya que el 4-1-3-2 planteado por Coudet, con Tapia haciendo de volante entre la línea de cuatro y el centro del campo, dificultaba la presión de los de Ancelotti.
Los vigueses buscaban a Paciência para aprovechar su poderoso juego aéreo y los nuestros encendían la grada con un par de taconazos de Vinicius, pero ninguno de los dos equipos lograba imponer su juego.
Corría el minuto once cuando en un córner peinado por el extra vigilado Tchouameni , Alaba disparaba plácidamente a gol, siendo el balón interrumpido en su inexorable camino hasta la red, por la mano de Tapia. El Var corrige la decisión de Gil Manzano que tras ver la repetición señala los once metros. Benzema abría la lata al transformarlo por el lado izquierdo y abajo.
Casi sin tiempo de celebrarlo, en uno de esos centros que buscaban de manera incesante a Paciência, Militao se transformaba en Courtois y estira el brazo de manera inexplicable comentiendo un absurdo penalti, que Aspas transformaba para poner el empate.
El partido entraba en una fase donde el Madrid no conseguía sentirse cómodo y al Celta no le daba para dominar, pero con salidas rápidas desde atrás, propiciadas en gran medida por una presión mal ejecutada, conseguían encontrar vías para llegar al área blanca.
Camavinga y Tchouameni tienen algo de ese fútbol moderno tan necesario en los equipos de elite. Tienen esa capacidad casi innata para jugar casi siempre para delante, para no esconderse y para conducir el balón a velocidades que para muchos resultaría imposible tan solo correr sin pelota. Pero tienen que adaptarse a sus compañeros y aprender a dosificar esfuerzos, van a dominar el centro del campo los próximos años, estoy seguro.
Como decía, el partido se perdía hasta que Modric decidió que era buen día para celebrar su victoria 200 con la camiseta blanca. En el minuto cuarenta y uno, el croata mandaba a la lona al Celta con su enésima obra de arte, dos recortes y un derechazo con rosca a la escuadra ponía el segundo tanto blanco en el marcador. El partido se iba al descanso con el Madrid arriba en el marcador.
Conociendo a Carlo no se esperaban cambios en el descanso, así que con los mismos protagonistas afrontábamos el comienzo de una segunda mitad donde el Celta tendría que buscar el empate y el Madrid encontraría espacios.
Así, tras un disparo rozando el palo del de siempre, Paciência, llegaría una nueva recuperación de Tchoameni que, encontraba a Modric y el croata se encargaba de plantar a Vinicius solo ante el portero con 30 metros por recorrer. Al mas puro estilo Ronaldo Nazario , el bueno de Vini regateaba al portero y ponía la puntilla al encuentro. Era el minuto 56.
El partido entraba en un tramo de control total por parte de los madridistas y eso hizo que tanto Tchoameni como Camavinga y Fede crecieran y sobre todo con su físico se impusieran con claridad en cada duelo, haciéndose dueños del centro del campo.
Y así fue como tan solo diez minutos después, Tchouameni exhibía todas las virtudes que le han convertido en miembro de esta plantilla legendaria. Robo de balón, conducción de cuarenta metros para que Vini asista a Valverde que hacía el cuarto con un fuerte disparo marca de la casa.
Con veinticinco minutos por jugar, quedaban las ganas de ver los cambios y caras nuevas como las de Rudiger o Ceballos. El alemán protagonizo la cabalgada de la noche tras una pared con Fede Valverde. La jugada terminaría en penalti que Benzema cedería a Hazard, pero el belga no logró convertir.
De los suplentes el que mejor sabor de boca dejó fue Rudiger, que tras la entrada de Lucas, volvía al centro de la zaga. Ceballos perdió varios balones y Asensio mostró una desgana impropia de alguien que quiere quedarse aquí.
Tres puntos que sirven para hacer de momento pleno de victorias y ahora a pensar en el Espanyol.