Jugó en el Real Madrid durante la temporada 1988/89
7 de junio de 1993, Dankendorf, Alemania. Un día lluvioso, en una autopista alemana, el Volkswagen Golf de Drazen Petrovic impactaba contra un camión con fatídicas consecuencias. Tal y como contó su hermano Alexander, pese a que toda la selección croata volvía a Zagreb en avión, Drazen prefirió hacerlo en coche. Dicen que las cosas pasan porque tienen que pasar, y su destino siempre fue ser un adelantado a los demás, lo hizo en vida y en su final no sería menos. Se iba muy pronto, con solo 28 años, nos adelantó a todos para esperarnos en un lugar desde el que seguro sigue viendo baloncesto. Un tipo especial.
Una larga batalla entre la Cibona de Petrovic y el Real Madrid marcó parte de la década de los 80 en el baloncesto europeo. El croata lideraba a un gran equipo que arrebató al club blanco las Copas de Europa de las temporadas 84/85 y 85/86. Y no solo fue importante el hecho de ganar, sino cómo lo hacía. Desquiciando a todos los rivales, provocando en mitad del partido, celebrando canastas haciendo el gesto de la bicicleta. Estos enfrentamientos dejaron de ser partidos de baloncesto para convertirse en una guerra entre el Madrid y Petrovic.
El último enfrentamiento fue diferente. La final de la Copa Korac de la temporada 87/88. Entonces ya era público que Petrovic había firmado por el Real Madrid para la siguiente temporada, algo que fue bastante complicado, ya que los jugadores yugoslavos menores de 28 años no podían fichar por un equipo fuera del país, y el club debió hacer un gran esfuerzo para darle la vuelta a esa normativa. En aquella final, el equipo dirigido por Lolo Sainz supo contener al croata en el partido de ida, mientras que en la vuelta Drazen no consiguió remontar el resultado.
Con 24 años llegaba Drazen Petrovic al Real Madrid, tras una difícil gestión del entonces presidente Ramón Mendoza, y cambiaban algunas cosas en el equipo. Salían jugadores importantes como Corbalán, Iturriaga o Del Corral, y el proyecto se cimentaba en el croata.
En aquel año, el club madridista alzaba la Copa del Rey y se hacía con la Recopa de Europa en una final que cambió la historia entre el Madrid y Petrovic. Si ya no era el compañero más querido en el vestuario, desde ese encuentro todo empeoró. Recuerda Lolo Sainz que él mismo le indicó a Drazen que asumiera prácticamente toda la responsabilidad del ataque de su equipo, que llevara al Madrid a levantar ese título porque era quien tenía que liderar ese vestuario para ganar el partido.
A Petrovic le faltó tiempo para tirar del carácter que había demostrado durante toda su carrera y se echó el equipo a la espalda, siendo demasiado individualista a ojos de sus compañeros. 62 puntos terminó anotando en el partido, que se transformaron en la victoria madridista, aunque no todos quedaron contentos, menos aun cuando Ramón Mendoza compartía con el croata muchos momentos en el avión de vuelta reconociéndole el mérito que tuvo en la victoria.
Ese triunfo hizo que el equipo no se sintiera a gusto y perdiera, contra todo pronóstico, la final de la Liga ante el Barcelona, en lo que serían los últimos minutos con la camiseta del Real Madrid, aunque eso todavía no lo sabía nadie.
Antes de comenzar la siguiente temporada, y tras mantener conversaciones con Portland Trail Blazers, Petrovic no se presentaba en Madrid y cogía un vuelo solo de ida para Oregón, donde empezaría su etapa en la NBA. Sería en esa franquicia y en los New Jersey Nets donde haría su corta carrera el croata en la mayor liga del mundo.
En el verano de 1993 Petrovic perdía la vida y jamás veríamos nuevas exhibiciones de alguien que hizo evolucionar al baloncesto europeo. Uno de los mejores jugadores de baloncesto por su forma de jugar y por su actitud de querer ganar siempre, aunque eso hiciera tener a todos sus rivales en su contra, como si de algo personal se tratara.
Hoy se cumplen 25 años desde que falleció un pedazo del baloncesto que ahora conocemos. Nos está esperando allí donde esté Drazen Petrovic, un tipo muy especial.
