Septiembre de 2021, un día rodeado en rojo en el calendario de todo madridista, el doce. Ese día el equipo volvía al Santiago Bernabéu. Pero como todo en el Real Madrid, no podía venir solo, había que agregarle alicientes, aunque no fuesen necesarios. En primer lugar, el mas que merecido homenaje a Lorenzo Sanz, el presidente que nos devolvió a nuestro sitio en la máxima competición europea. Teníamos ganas de ver el mas que posible debut de Camavinga ya que los jugadores suramericanos vendrían con pocas horas de descanso.
Y si todo eso te parecía poco, dos horas y media antes, la final de la súper Copa de Baloncesto contra el Barcelona. Final de la que habrá que hablar largo y tendido porque el termino héroes se empieza a quedar pequeño para esta sección. Pero vamos a centrarnos en el partido contra el Celta.
El encuentro empezó mal para nuestros intereses, en el minuto cuatro, tras un error de Miguel Gutiérrez que cedé mal atrás, Santi Mina aprovecha el desaguisado para adelantar a los vigueses. No había dado tiempo ni a ver el planteamiento de Ancelotti y ya estábamos abajo en el marcador. El equipo entonces tiro más de corazón que de cabeza y con un fútbol rápido y muy directo fue encerrando al celta, llegando sobre todo por las bandas, en la izquierda con un Vinicius superlativo y en la derecha con un Carvajal que aprovechaba las incursiones de Fede y la incorporación al centro de Hazard.
Fue así como se logró el empate, con un centro largo que Valverde cede atrás y Benzema con instinto felino voleaba a la red, no sin antes dar un bote en el suelo. Es estadio se venía abajo, la comunión era total entre equipo y afición. Era el minuto 24 y todo hacía parecer que el equipo iba a dar la vuelta al marcador y la fiesta iba a ser total.
Pero la realidad es que, en una jugada prácticamente calcada al último gol recibido en el Wanda, Nacho llega tarde a por Aspas que habilita a Hugo Mayo que, con toda la banda por delante, solo tiene que asistir para que Cervi, delante de nuevo a los de Coudet.
El Bernabéu volvía a ser el de siempre, impaciente y exigente en dosis exageradas para el minuto que corría. Se escuchaba el “run run” y algunos pitos cuando la jugada de ataque no llegaba a buen puerto. Solo volvió a unirse al equipo para exigir mayor castigo para Murillo, que justo antes del descanso cortaba una contra de Hazard con una patada a la rodilla del belga.
Con derrota momentánea al descanso y la sensación ya vivida otras veces de que se había hecho todo lo necesario para ganar y aun así no se ganaba, nos íbamos al vestuario. No sé si Carletto dio una charla, movió alguna ficha en la pizarra o les puso los últimos 10 minutos de la final de la Súper Copa de baloncesto, pero el equipo salió en la segunda parte con los ojos inyectados en sangre.
No había pasado ni un minuto cuando Miguel sacaba una pluma de su bota izquierda que fue sobrevolando el estadio hasta la cabeza de Karim, que, de un certero cabezazo, colocaba el empate en el marcador. Era solo el inicio de la fiesta. Y digo esto porque en el minuto 54 llegaría el éxtasis a Chamartín. Balón al espacio de Benzema para que Vinicius como si del propio Usain Bolt se tratase, fuera viendo cada vez mas lejos a los defensas del Celta y mas cerca la portería. Los viejos fantasmas de Vini se disiparon y esa portería que antaño se encogía ante la llegada del brasileño, se convirtió en una pantalla de cine. Grande, ancha, donde todo lo que imagines puede hacerse realidad. Y así, Vinicius, como si tuviera por pie derecho un taco de billar, con un sutil toque de tobillo colocaba el balón en el palo largo haciendo inútil la salida del portero. Tres a dos y el partido ya había dado la vuelta, puesto que el Celta en esos diez minutos no sabía ni donde estaba Courtois.
Con el estadio entregado, nos quedaba por ver una cabalgada de Luka Modric que tras driblar a tres defensores y disparar con el exterior, dejaba el balón muerto a Camavinga para que hiciera el cuarto y jamás olvidase esta noche. Y por supuesto la ultima genialidad de Vinicius, que si no es el jugador mas en forma de la Liga poco le falta, en forma de regate y penalti.
Benzema hacía el quinto y definitivo firmando un hat-trick de ensueño en un día de ensueño. Ahora toca centrarse en la Champions y mantener este estado de forma y de euforia.