Los primeros 6 minutos de partidos fueron básicamente un concurso de triples, 3 seguidos por parte del Madrid para llegar a ponerse 11-7, y la respuesta de los verdinegros con 4 seguidos, y marchándose 11-19. Entre medias, la segunda falta de Tavares, hizo debutar a Poirier, el francés algo dubitativo al principio anotó su primera canasta con un gancho cruzando la zona. El primer cuarto acabó 18-24, dando muestras el Madrid de problemas para defender el tiro exterior de los verdinegros, que anotaron 6 triples en 10 minutos.
El segundo cuarto también comenzaron anotando de 3 en 3, pero esta vez a base de 2+1 de Dimitrijevic. Cuando nos vimos 10 abajo, Laso dió entrada en pista a Thompkins, Carroll y Llull. Unas cuantas buenas defensas consecutivas, e ir sumando poco a poco, los llevaron al 32-34, pero otra acometida del equipo badalonés, disparó la diferencia a los 36-45. Un triple de Causeur a falta de pocos segundos para el final nos dejaron solo a 3 puntos al descanso, notoria actuación de Garuba que jugó de forma consecutiva los dos cuartos completos.
El tercer cuarto comenzó con una falta en ataque de Tavares algo dudosa y otra vez los visitantes castigando al Madrid desde el tiro exterior. Morgan fue quien lideró el ataque rival anotando tanto desde fuera como forzando tiros libres. En 3 minutos ya estábamos 52-57. Las pérdidas, los errores en ataque, y los cambios defensivos, han sido el talón de Aquiles del equipo, llegando a un tiempo muerto de Laso, queriendo cortar la inercia del encuentro, 57-66 a falta de 3:08 del tercer cuarto. Los tiros liberados, y los emparejamientos desequilibrados llevaron el final del cuarto a un marcador muy difícil de remontar por como parecía iba el partido, 65-72.
Pues como siempre este equipo no se rinde, a falta de 8:40 para el final habían empatado el partido, y forzado un tiempo muerto visitante, un vendaval ofensivo, y buenas defensas pusieron las primeras baldosas del camino a la remontada. La labor de Llull en ataque, y del conjunto en defensa, iban dando resultado, a falta de 5 minutos el marcador era 85-80. La actitud de los blancos comenzaba a sembrar las dudas en el equipo rival, los apoyos en defensa, y el acierto exterior de los blancos, incluso Poirier anotando de 3. A partir de aquí el acierto se mantuvo hasta el final, la intensidad en el rebote y en la defensa hicieron que no se volviese a sufrir por la victoria. Solo una pega al partido, la posible lesión de Garuba, después de un gran rebote en ataque, y un matazo, se marchó con molestias en el gemelo de la pierna derecha. El partido finalizó 101-92, con 7 jugadores en dobles dígitos de anotación, anotando casi la mitad de los triples lanzados 16/33, y con un Garuba brutal, 14 puntos, 12 rebotes y un tapón.
