El día en el que se lesionó Llull, los aficionados españoles del Madrid sentimos una puñalada por partida doble. Veíamos cómo perdíamos para el Eurobasket a un jugador clave, pero veíamos como nuestro genio de la lámpara se perdía casi toda la temporada.
Hemos visto en las redes sociales paso a paso su recuperación, cada semana preguntando cuándo volvía, dando fechas y plazos más pesimistas y más optimistas, pero siempre, casi con ansiedad, esperando su regreso. Habrán pasado 259 días este miércoles. En la siguiente imagen, vía El Mundo, puede verse cómo fue dicho proceso.
Era lógico que lo añoráramos, estamos hablando de un jugador decisivo en cada jugada, en ataque y en defensa, al principio y al final del partido; y siempre motivando a los que tiene al lado. Un tipo que renunció al sueño NBA para ser grande en Europa con el Real Madrid. Eso nos hace estar totalmente agradecidos a su figura, y rendimos pleitesía al Rey, (con permiso de Felipe). Nos ha dado tanto … y nos va a dar mucho aún.
Se habló que para la Copa podría estar, pero iba a ser demasiado precipitado para una lesión de la gravedad de la sufrida por el balear. Ha sido uno más animando a los demás en las victorias, y levantando los ánimos en las derrotas. Es posible que la dolorosa derrota del pasado martes haya precipitado un poco su regreso. Llull es consciente de lo que infunde a los que están a su lado en la pista: rabia, entusiasmo, expectativa de lo que se puede inventar sobre la cancha. Pero también el respeto o incluso el miedo que pueden tener los rivales cuando en los segundos finales de posesión o partido, el ’23’ reciba el balón. No estará al 100% para su primer partido, pero esa dosis de motivación de sus compañeros al verlo tirar del carro, va a hacer que las cosas fluyan de manera positiva.
El primero que va a agradecer su presencia será Doncic, teniendo algo menos de responsabilidad, más ayuda en el juego, y volver a su posición natural. Si tenemos a los cabezas de cartel, y unos buenos teloneros … que comience la semana de festival de miércoles y viernes.
El WiZink Center va a ser un hervidero, y la temperatura subirá a las máximas cotas cuando el de Mahón salte al parqué. Los griegos presumen de que su pabellón suele ser un infierno, pero para los nuestros Madrid será el Valhalla, y más ahora que tenemos otra vez al frente a nuestro líder más fiero. Nuestros vikingos sacarán lo mejor de sí mismos, la afición será el pueblo que resiste el asedio heleno para acabar dando un paso al frente para dominar la eliminatoria, y poder volver a la Final Four.
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