Crónica: Manchester City 4-0 Real Madrid

Horrible partido del Madrid, desde el planteamiento inicial hasta la actitud de los jugadores, que se vieron arrasados por un Manchester City, que se metió con todo merecimiento en la final de Estambul.

Bueno, pues se acabó lo que se daba. Se acabó la Champions y la última esperanza a la que agarrarse tras el fiasco de la Liga. Esta vez el factor de ser nuestra competición y la mística blanca no pudieron ni siquiera aparecer ante el vendaval azulón que fue el Manchester City.

De primeras, el once inicial de Carlo Ancelotti fue el siguiente y dio para comentar: Courtois; Camavinga, Alaba, Militao, Carvajal; Kroos, Modric y Valverde; Vinicius, Benzema, Rodrygo.

Decía que el once inicial dio que hablar porque no fue un planteamiento adecuado el intentar salir con los jugones cuando el rival, el escenario y el partido exigían músculo y más energía, sobre todo en mediocampo. Igual que fue inexplicable que Rüdiger se quedase fuera tras el gran marcaje hecho a Haaland en la ida.

Con este contexto inicial, se puede decir que tiramos los primeros 45 minutos, pero hay que reconocer por encima de todo la maravillosa labor del Manchester City, que nos pasó por encima y se marchó 2-0 al descanso con un doblete de Bernardo Silva.
El luso, junto con De Bruyne y un Rodri que se multiplicó en mediocampo fueron claves para llevar a su equipo en volandas, y la solidaridad defensiva del City junto con la movilidad de todos los jugadores terminaron de hacer el resto.
Insisto, lección de fútbol del conjunto inglés en el día de hoy.

Analizando los goles, el primero llegó tras un fallo garrafal de Modric en salida de balón y un error gravísimo de Camavinga, quien estando fuera de zona, decidió marcharse de la jugada e intentar recuperar su puesto, dejando a su par libre de marca y posibilitando que por ese hueco libre llegara la jugada del gol.

Sí es cierto que, dentro de toda la caraja del Madrid, pudo cambiar todo si en el minuto 35,un disparo de Kroos desde lejos no se hubiera estrellado contra el larguero. Pero fue un espejismo y otro error en cadena de la defensa, permitió a Grealish encontrar a Gundogan en el área, quien disparó a puerta y su rechace fue empujado por Bernardo Silva, quien remataba de cabeza a placer.

Malísimas noticias, pero pudo incluso ser peor: Courtois, que demostró una vez más estar a un nivel superior, sacó dos paradas imposibles a sendos cabezazos de Haaland, con mención especial a la segunda mano, casi imposible.

Todo parecía cambiar en la segunda parte, con un Madrid más animado y que incluso se asomaba a llegar al área citizen. Una mano de Ederson tras un genial lanzamiento de falta de Alaba volvía a dar una ligera esperanza de que el equipo podía reaccionar, algo que quedaba demostrado con la entrada de Rüdiger por Modric.

Que el alemán pasase a ser central, mandando a Alaba a la banda y a Camavinga al medio levantaba al equipo 4 o 5 metros hacia delante… pero otro error de planteamiento, sacando a Kroos en lugar de a un desaparecido Valverde, volvió a echar atrás al equipo.

Un autogol de Militao y la sentencia final de Julián Álvarez casi al final del partido terminaron de sellar una noche desastrosa y olvidable para nuestro Madrid.

Y lo peor: no nos queda nada excitante para estas últimas fechas, así que nos toca teorizar y soñar con que este verano nos traiga los frutos y mimbres que necesitamos para mejorar el equipo la temporada que viene. Veremos qué ocurre y, una vez más, ay, qué temporada más larga…

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