Manita en casa para mantener vivo el objetivo de entrar en el top-8 de Champions.
Llegaba el momento de la verdad en esta liguilla de Champions League, penúltima jornada antes de que arranquen las eliminatorias apasionantes que siempre nos brinda esta competición.
El rival de hoy era el Salzburgo, equipo quizá venido a menos este año pero que ya ha demostrado en pasadas ediciones que siempre le pueden dar un susto a los grandes.
Carlo Ancelotti eligió a los siguientes 11 jugadores para el partido de hoy: Courtois; Mendy, Rüdiger, Asencio, Valverde; Ceballos, Bellingham, Modric; Vinícius, Mbappé y Rodrygo.
Comenzó mandando el conjunto visitante con diversas internadas al área, siendo el primero en ser exigido Valverde cortando una acción de mucho peligro en el área madridista. Gran acción del jugador uruguayo y muy bien medida, puesto que de no haber cortado bien la jugada quizá hubiese concedido un penalty en contra que hubiera cambiado el partido.
Sin embargo, fue el Real Madrid quien golpeó primero. Una buena jugada de combinación entre Mbappé y Vinícius terminaba con un centro al área que Bellingham no llegaba a controlar. El rechace caía a botas de Rodrygo, quien remataba de primeras al fondo de la red para hacer el 1-0 al minuto 23.
A partir del gol, el Madrid encontró su juego y así la goleada comenzó su curso. Así, llegaría el segundo gol al minuto 34 de partido con una obra de arte gestada entre Rodrygo y Bellingham. Tiró la pared el brasileño para el inglés, Jude devolvió el balón con un taconazo excelente y Rodrygo al primer toque se sacaba un disparo letal al palo largo ante el que poco pudo hacer Blaswich pese a su estirada.
Hubo tiempo para una mala, malísima decisión de Vinícius quien recibió una amarilla al minuto 42 por simular un penalty que además le impedirá disputar la última jornada ante el Brest. Malas noticias perder un efectivo en ataque cuando es muy necesario ganar por una gran goleada en ese partido.
Ya en la segunda parte, la fiesta continuaba y sería un regalo de Blaswich a Mbappé lo que permitiría aumentar la goleada al minuto 48. Un pase atrás de Terzic a su portero terminaba con un cortocircuito de Blaswich que perdía el balón a pies de Mbappé para que el francés empujara a puerta vacía haciendo el 3-0.
No acabó ahí la cosa, pues Vinícius también quería su parte del pastel y se desquitó de la amarilla anterior consiguiendo un auténtico golazo cruzando el balón tras haberse deschecho de su marcador. Minuto 56 y 4-0, perfecto momento para realizar cambios y serían Jude y Ceballos los primeros en marcharse muy ovacionados por la grada para que entrasen Alaba y Arda Güler.
Los siguientes en abandonar el campo serían los goleadores Mbappé y Rodrygo dejando su puesto a Brahim y Endrick.
Para cerrar la manita, una gran salida de balón entre Brahim y Valverde acababa en un genial pase al hueco para encontrar en velocidad a Vinícius, quien se colaba en el área, regateaba a un defensa y cruzaba ante la salida del portero para marcar a placer el 5-0 al minuto 77.
Justo tras la celebración, debutaría Jacobo Ramón con el primer equipo para dar descanso a Rüdiger. Desde aquí nuestra más querida alegría por el debut a nuestro canterano.
Pero, como siempre, no todo en la vida son buenas noticias y, ya con el partido cerrado, caería un gol del Salzburgo. Mads Bistrup marcaría en el 85 un gol de bella factura, rematando de volea un tocado centro al área imparable para Courtois. Este gol nos complica un poquito más la clasificación directa al top-8 por la diferencia de goles contra el Dortmund (2 más que el Madrid) y el Bayern (1 más).
Pero no hubo tiempo para más y, por no congelar el ambiente, vamos a ser positivos: aún hay esperanza de la clasificación directa y, aun teniendo que jugar dos partidos más, el Real Madrid ya está ahí en las eliminatorias. Y ya sabéis lo que supone que el tiburón haga acto de presencia en su competición, en el momento clave y con algún que otro despistado que parece olvidar que sabemos más que nadie de esto y asustamos al más pintado por ello.
Costará más, pero somos el Real Madrid y aquí nadie se rinde nunca.
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