El Real Madrid se impuso al Partizan (93-86) en un partido que dominó con autoridad durante tres cuartos, aunque volvió a sufrir en el tramo final. El conjunto de Chus Mateo ofreció su mejor versión durante buena parte del choque, con un nombre propio brillando por encima de todos: Walter Tavares, el auténtico MVP de la noche.
El regreso del gigante
Tavares firmó una actuación descomunal en ambos lados de la cancha. Impuso su físico bajo el aro, cambió tiros, intimidó y selló el rebote con su habitual jerarquía. En ataque fue una referencia constante, aprovechando su conexión con los exteriores y castigando cada emparejamiento favorable.
Más allá de los números, su impacto fue psicológico: cada presencia suya en pista cambió la dinámica del partido y obligó a Partizan a adaptar su plan ofensivo.
Lyles, energía y efectividad
Trey Lyles sigue consolidándose como una pieza muy valiosa en la rotación madridista. Desde el banquillo aportó puntos, rebote y una intensidad que contagió al equipo. Su capacidad para abrir el campo y su versatilidad le dieron al Madrid aire en los minutos de mayor atasco. Lyles está ganando peso y empieza a sentirse cada vez más cómodo dentro del sistema de Scariolo.
Maledon, orden y equilibrio
El francés Theo Maledon fue otro de los nombres propios de la noche. Con su serenidad y lectura, dio al Real Madrid control en la dirección cuando Campazzo necesitó descanso. Su defensa en primera línea y su capacidad para mover al equipo con criterio resultaron claves para mantener la ventaja. Partido muy completo del base, que sigue creciendo y adaptándose con rapidez al conjunto blanco.
Okeke, minutos de calidad y carácter
Chima Okeke aportó intensidad, defensa y presencia física. En un momento del encuentro en el que el Real Madrid perdió fluidez, su entrada fue oxígeno puro. Cerró bien el rebote, presionó con energía y ayudó a sostener el ritmo competitivo. Su papel, aunque discreto en estadísticas, fue fundamental para mantener la solidez del equipo.
Un Real Madrid coral con un líder indiscutible
El triunfo ante Partizan deja una sensación clara: Tavares ha vuelto a ser el faro del equipo, y cuando él brilla, todos a su alrededor crecen. Lyles, Maledon y Okeke actuaron como escuderos de lujo en una noche donde el campeón de Europa volvió a demostrar por qué es el rival a batir.
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