Siempre toca sufrir en Copa, pero finalmente consiguió el Real Madrid ganar a Unicaja de Málaga por 89 a 84. Después de tres cuartos locos en los que cualquier cosa podría haber pasado, llegamos al último sin dominador claro. En este, fueron los de Laso quienes tuvieron la mejor racha, quedándose finalmente con la victoria y por tanto con la clasificación a semifinales.
La Copa del Rey de baloncesto es siempre una auténtica locura. Los equipos saltaron al parqué sabiendo que el Iberostar Tenerife ya había dado la primera sorpresa de la competición. Venciendo al Valencia, los insulares esperaban ya en la semifinal del sábado al ganador de este partido. Laso arriesgó de salida con un quinteto muy experimental del que se arrepintió en poco tiempo. Empezó el partido muy ajustado, con un intercambio de canastas constante en el que ningún equipo podía consolidar su ventaja. La entrada de Tavares pareció dar estabilidad a la defensa blanca, pero aun así el marcador se mantuvo siempre cerca del empate. Faltaba chispa, un punto diferencial que rompiera el partido a favor de unos u otros. Al término de los primeros diez minutos el resultado era 26-23 tras un triple en el último segundo de Causeur.
Esa sensación de falta de brillo se esfumó con el inicio del segundo cuarto. Los de Laso se pusieron con +8 para a continuación recibir un parcial de 3-20 cortesía de Carlos Suárez y Nedovic. Una impecable defensa comandada por Alberto Díaz permitió a los de Málaga adaptarse al ritmo anotador madridista e incluso mejorarlo. Los triples de Unicaja entraban con una facilidad pasmosa desde posiciones inverosímiles. No obstante, la felicidad les iba a durar poco. El Real Madrid se vio superado por completo y solo entonces reaccionó. Facundo Campazzo tomó las riendas del encuentro en defensa y en la distribución de la pelota. Junto a un Doncic que todavía no había destacado, dieron la vuelta al marcador y culminaron la remontada justo antes del descanso. De este modo, el Real Madrid se fue con un punto de ventaja a vestuarios (46-45).
Estaba por ver cuál de los dos equipos retomaría su racha positiva del segundo cuarto en el regreso a pista. A primera vista, parecía que el encuentro regresaba más bien a la dinámica del inicio, ese intercambio de canastas del primer cuarto. Unicaja se adelantó en primer lugar, llegando a los 5 puntos de ventaja, pero los de Laso respondieron con un parcial de 8-0. Entre Thompkins y Causeur se bastaron para que el Real Madrid no se fuera del partido. De nuevo, sin embargo, el equipo blanco no fue capaz de prolongar las buenas sensaciones y la igualdad volvió al partido. Vimos jugadas espectaculares de Campazzo con Tavares, de McCallum y Carlos Suárez, pero ninguna definitiva para el resultado. El ritmo anotador no descendía y los dos equipos estaban cómodos con ello. Así, llegamos al último cuarto con 64-66.
La tensión en los últimos diez minutos era patente y se notó en el tiro. Los porcentajes de ambos conjuntos se vieron perjudicados por los nervios al acercarse el final. Unicaja dio el primer golpe, llegando a los 5 puntos de ventaja con un triple de un inspiradísimo Waczynski. El encuentro estaba cada vez más trabado y Laso decidió intentar desatascarlo con Campazzo. La estrategia funcionó para dar ideas, pero de los puntos se encargó Rudy, que consiguió el empate a 77. A partir de ahí, el argentino y Thompkins metieron la dosis justa de tranquilidad para que los suyos se pusieran por delante. Poco a poco la ventaja pareció asentarse, y a falta de apenas diez segundos el marcador estaba en 89-84. Unicaja intentó un último ataque, pero se equivocó en el pase, haciendo imposible la remontada. El resultado final no volvió a moverse y el partido terminó 89-84.
De este modo, el Real Madrid se clasifica para semifinales de la Copa del Rey. Los blancos se enfrentarán a Iberostar Tenerife, ganador del primer cuarto de final frente a Valencia, el próximo sábado 17 de febrero a las 19:00 horas. En el horizonte se ve ya esa final, al día siguiente, primer gran objetivo de la temporada.
