24 de mayo de 2014. Posiblemente uno de los días más felices de la historia del Real Madrid. Aquel gol de Ramos, aquella galopada de Di María y ese penalti de Cristiano. Conclusión, el Madrid se alzaba con su décima copa de Europa en el partido más agónico que recordamos los más jóvenes.
Doce. Doce eran los años que el Real Madrid llevaba sin conquistar la `orejona´ hasta que llegó Lisboa. Seis años seguidos cayendo en octavos para después otras tres consecutivas en semifinales. No parecía que la Décima fuera a ser fácil y no, no lo fue.
Una heroicidad. Así podríamos definir el cabezazo con el que Sergio Ramos se elevaba al olimpo de los defensas más grandes de la historia. El camero mandaba a la prórroga un partido muy igualado en el que, sinceramente, no mereció perder ninguno de los dos equipos.
Un error que pudo costar caro. Corría el minuto 36 cuando Gabi ejecutó un corner que acabaría rematando Godín a la red tras un error de Iker Casillas. Podría haber sido un gol definitivo, pero esto es el Real Madrid. El equipo se levantó, se unió y trabajó. La segunda parte fue un asedio ante un Atlético al que solo le daban las fuerzas para defender su renta. Gareth Bale tuvo varias ocasiones, pero no concretó.
Final agónico. Cinco minutos prolongó Kuipers, colegiado del encuentro y no fue hasta el ya famoso 92:48 cuando Modric conectó con la cabeza de Ramos en un córner. Y el resto ya es historia. Todo madridista que se precie saltó, vibró y gritó al unísono ese gol, esa maravilla de gol.
La prórroga, con un Atlético de Madrid fundido, fue un recital de los de Ancelotti. Marcaron Bale, Marcelo y Cristiano, que cerró la goleada celebrando, además, el mejor registro goleador en una misma temporada en Champions, 17 goles.
Parece mentira, pero ya han pasado cuatro años de ese momento. Desde entonces el conjunto de Chamartín no ha parado de triunfar en Europa levantando la Undécima en Milán, la Duodécima en Cardiff y con la posibilidad de revalidar la corona el próximo sábado en Kiev. Muchos son los que piensan que sin ese cabezazo, nada de esto habría sido posible y, es que, desde ese día Ramos ya es historia del Real Madrid.
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