Un último cuarto al máximo nivel del Real Madrid fue suficiente para que los de Laso se llevaran el triunfo del Martín Carpena en su visita a Unicaja. Los malagueños aguantaron tres cuartos a un ritmo altísimo, pero no pudieron culminar la machada en el período definitivo. En cuanto el Madrid controló el rebote y minimizó las pérdidas, el partido quedó visto para sentencia.
Ibon Navarro se estrenaba en el banquillo de Unicaja tras la destitución de Katsikaris y quería hacer valer aquello de “entrenador nuevo, victoria segura”. Una necesidad parecida de ganar tenía el Real Madrid, que ansiaba recuperar buenas sensaciones después de unas semanas dubitativas y con la Copa del Rey ya en el horizonte inmediato. El primer jugador destacado del encuentro fue Darío Brizuela, quien, después de unos minutos de energía descontrolada, se convirtió en un verdadero problema para la defensa de los de Laso. Aun así, él solo no fue capaz de abrir una diferencia que sacara al Real Madrid del partido. El tramo final del primer cuarto, además, se convirtió en un intercambio de canastas que disparó la anotación hasta concluir con un ajustado 23-25.
No varió demasiado la dinámica en el segundo cuarto. Los porcentajes de acierto eran muy altos y la velocidad de juego seguía siendo de vértigo. El Real Madrid llegó a una ventaja de seis puntos gracias a un mate de Tavares (27-33), pero un triple de Abromaitis y una antideportiva de Abalde dieron vida a Unicaja y redujeron la diferencia a un solo punto (32-33). Yabusele intentó liderar al Real Madrid, con mucha intensidad ofensiva y defensiva, y devolvió a los blancos a una diferencia de +4 (35-39). Entonces, sin embargo, Unicaja volvió a reaccionar con un parcial de 7-0 coronado por un contraataque de Carlos Suárez que obligó a Pablo Laso a detener el partido. Poirier y Llull enfriaron los ánimos locales, aunque sin volver a distanciar al Madrid. Al descanso, el marcador reflejaba la igualdad casi absoluta con un 49-47.
Las conclusiones de la primera parte eran parecidas para ambos: buen rendimiento ofensivo, pero muy mejorable el defensivo. De regreso al parqué, lo que quedó claro es que no pensaban cambiar el ritmo del partido. Dos triples consecutivos de Unicaja, de Bouteille y Abromaitis, cerraron un parcial de salida de 8-3 que no gustó nada a Laso. No obstante, las instrucciones del vitoriano no sirvieron para poner calma al encuentro. El intercambio de canastas continuó siendo constante, con ataques muy veloces y ventajas mínimas. En la segunda mitad del cuarto, sin embargo, el encuentro entró en una serie de desaciertos ofensivos continuos que frenaron el ritmo anotador. La peor noticia del encuentro para el Madrid se dio también en esta fase, pues Alocén abandonó el parqué llorando con molestias en la rodilla. Como muestra de la permanente igualdad, incluso en el error, al último cuarto llegamos con empate a 65.
El partido salió del bache ofensivo con dos triples de Causeur y uno de Alberto Díaz nada más volver al parqué. Con Heurtel y Poirier haciendo sus mejores minutos, la distancia llegó a los 8 puntos para el Real Madrid (70-78), máxima del encuentro. Ibon Navarro no quería que los suyos se resignaran ni que cambiaran su forma de jugar, pero fue el Madrid el que tomó las riendas del partido en el tramo clave. Dos tiros libres de Abalde aumentaron la ventaja hasta el +10 (73-83) a falta de 6 minutos para el final. Cuando parecía que el colchón sería suficiente, una antideportiva se convirtió en una acción de 5 puntos para Unicaja y devolvió la diferencia al mínimo (85-87). Entonces, los de Laso tiraron de galones para cerrar la sangría, y aun así un triple sobre la bocina de Barreiro dejó el resultado final en un agónico 91-92.
Con este resultado, el Real Madrid seguirá siendo líder de la Liga Endesa una semana más, con 17 partidos ganados y 4 perdidos. La atención de los de Laso ya está por entero centrada en la Copa del Rey, que arranca la próxima semana. Los blancos debutan en cuartos de final contra Río Breogán el jueves 17 de febrero a las 21:30 horas.
@_albacg
