Hoy no hay introducción bonita, solo rabia. Rabia ante una situación que dura ya mucho y que, lejos de calmarse, año tras año encuentra nuevas formas de estropearse.
Estamos hartos de las previas polémicas e incendiarias de camino a los partidos contra nuestros rivales.
Estamos hartos de árbitros chulescos cuya única misión y felicidad en la vida es fastidiar y odiar al Real Madrid con toda su alma.
Lo de ayer no tiene explicación ninguna, no se puede pitar el final de un partido con el balón en el aire tras un centro al área, ni dar la espalda a la jugada cuando ese balón aéreo es rematado por un futbolista y el balón acaba en gol.
Y mucho menos pitar el final porque un jugador rival te lo esté pidiendo a voces.
No debería volver a pitar Gil Manzano ni un partido más, ya no solo por el final sino por otras decisiones más que os contaré en la crónica ahora.
Porque sí, los nuestros también merecen una bronca grande por su horrible y dantesca primera mitad.
Sin juego, sin decisiones arriba en ningún momento salvo intentar meternos hasta la cocina con el balón y con jugadores que no están bien (Rodrygo el caso más acuciante y Jude Bellingham, aún falto de ritmo tras la lesión).
El Madrid jugaba con fuego saliendo desde atrás andando, sin ritmo, frenando sus esperanzas de victoria a la vez que intentaba cortar el ímpetu ché.
Pero la desidia se acaba pagando y al minuto 27 un error de Vinícius intentando defender en área propia propició una recuperación de Foulquier y posterior centro que encontró liberado a Fran Pérez. El canterano del Valencia la pegó en semifallo y ese rebote fue a parar a la cabeza de Hugo Duro quien con un buen remate hacía el 1-0.
Apenas 3 minutos después, se avecinaba debacle. Un error gravísimo de Dani Carvajal cediendo hacia atrás sin mirar era aprovechado por Yaremchuk que, solo ante Lunin, recortaba al meta ucraniano y hacía el 2-0 a placer.
El Madrid intentaría reaccionar y, al borde del descanso, conseguiría ajustar distancias. Un centro de Carvajal era desviado por Fran Pérez y ese balón rechazado provocaría una indecisión entre Mamardashvili y su defensa que Vinícius aprovecharía para marcar a placer. El brasileño celebraría el gol levantando el puño derecho hacia la grada en un gesto contra el racismo sufrido el año pasado por parte de ese sector.
Volvería a marcar Vinícius, ya en la segunda parte, para empatar el partido en el minuto 76. Buen centro de Brahim al área donde aparecían Joselu y Vini para poder rematar, siendo el brasileño el encargado de hacer el definitivo 2-2.
Sin embargo, el show de Gil Manzano comenzaba y se revisaría durante varios minutos un gol que era claramente legal. Contamos 3 minutos ya de tiempo perdido…
Al minuto 87, una jugada malísima. Saque de esquina a favor del Madrid, el rechace va a la frontal donde Tchouaméni recoge el balón pero es empujado en clara falta. El jugador francés pierde el equilibrio y en la caída, de forma totalmente involuntaria, cae con todo su peso sobre la pierna de Diakhaby. Inmediatamente, los jugadores se echaron las manos a la cabeza y los gritos de dolor llenaron la narración del partido.
Desde aquí todo nuestro apoyo y deseos de una pronta recuperación para el central valencianista, ningún futbolista debería pasar por lesiones tan graves.
Tras otros 3 minutos de juego perdidos el juego se reanudó y se añadieron 7 minutos de descuento. En estas dos últimas jugadas descritas se habían perdido 6 minutos, más los cambios y el gol, un total de 9 minutos se deberían haber añadido.
Más aún cuando se pitó un penalty sobre Hugo Duro. Otra decisión horrorosa de Gil Manzano que fue, afortunadamente, corregida por el VAR viendo que Fran García tocaba claramente balón. Esta jugada demoró aún más la reanudación efectiva de un tiempo de descuento en el que no se jugó nada.
Hubo tiempo, antes del gran escándalo, para dos buenas oportunidades de Peter Federico. Nuestro canterano no sólo llevó peligro ante nuestra portería, sino que además jaleó a la misma grada que insultaba a los jugadores de su equipo de origen.
Pero entonces ocurrió todo: corner a favor del Madrid, la defensa rechaza y el balón es cazado por Brahim, quien vuelve a centrar al área para encontrar la cabeza de Jude Bellingham quien marcaba el que hubiera supuesto el 2-3. Si a Gil Manzano no se le hubiera ocurrido pitar justo cuando el inglés remataba provocando con esto que todo el Madrid en bloque se comiese al árbitro y encima se llevase una roja a Bellingham por un insulto que no fue tal y una amarilla a Joselu.
Robo descomunal, escandaloso y que se reflejó en medios a nivel mundial. No hay otra manera de comentarlo.