#DesdeLaGrada | “El tarro de las ausencias”

Cuando se quiere impresionar, bien en el arte en cualquiera de sus manifestaciones, o bien en cualquier otra actividad o propósito a llevar a cabo por los seres humanos, se pide de los protagonistas que tengan a bien destapar el tarro de las esencias. Esa metáfora que parece referirse al más preciado tesoro que se halla dentro de un envase fino y delicado, y que dejará estupefactos a quienes contemplen o participen de la obra de su autor, cual perfume que embelesa sólo con olerse, es a día de hoy reemplazada en el Real Madrid por otro tarro, más tosco y con menos encanto: el tarro de las ausencias.


Y no es una sino muchas – demasiadas – las ausencias que se echan de menos en el Real Madrid a día de hoy. Unas, las más, han sido ya puestas de manifiesto en este #DesdeLaGrada a lo largo de la temporada. Otras se van manifestando a veces y martillean poco a poco, queriendo arrancar de cuajo la fe inquebrantable de muchos madridistas.

Ausencia de juego, de espíritu, de liderazgo, de ambición, de calidad, de estado de forma, de gol, de suerte, de estrellas, de estímulo

Cuando la tapa metálica de nuestro nada idílico tarro se abre, comprobamos cómo el estado de forma de nuestros grandes jugadores se ha esfumado. Más de la mitad de los componentes de la primera plantilla, nombres muy reconocibles a nivel mundial, balones de oro, campeones de Europa y del mundo penan por los campos de España como ánimas, embutidas en una camiseta blanca amarfilada. Con ellos también parece haberse volatilizado el gol. Ese propósito último deseado cuando a lo que dedicas en tu vida es a jugar al fútbol. Volando del tarro observamos a lo lejos las oportunidades que nuestros rivales nos habían concedido de permanecer cerca de ellos. Poco a poco se han ido esfumando hasta que apenas se distinguen en lontananza.

Ausente parece estar el espíritu por competir semana a semana como si el resto de elementos que faltan, fueran el acicate necesario para ello. Uno de ellos, el estado físico que por ventura también nos abandonó de un tiempo a esta parte y se encarga de recordárnoslo semana a semana con un nuevo lesionado.

Vacío ha quedado el bote del sentido común que pareció adornar a nuestro entrenador a su llegada. Aquellas decisiones tan aplaudidas hoy se echan en falta. Quizá vuelvan, pero parecen haber esperado poco tiempo para escapar.

Ya tampoco queda dentro del envase mucho crédito. En parte porque la paciencia se va perdiendo a la par que crece la desesperación de ver con impotencia como no se consigue sacar los resultados esperados; y en parte también porque un sector de la afición es cainita por naturaleza, y con la frustración generada por el inconformismo permanente, pelea contra la otra por tratar de demostrarse quién tiene las soluciones a modo de piedra filosofal, o qué modelo es mejor y qué importa más: si la Liga o si la Copa de Europa; si ganar o si jugar bien; o si jugando bien se podría soportar la estructura sin un solo título.


Pero hay algo que no puede estar ausente nunca. Y esa esencia vital del Madridismo triunfador es la fe. La fe en un equipo ganador que devuelva esa gloria que, aunque parezca mentira no está tan lejana; porque no en vano la temporada aún no ha terminado y aunque difíciles, los títulos siguen al alcance. Transformar el grosero tarro de las ausencias en el delicado tarro de las esencias está aún en sus manos. Queremos verles lograrlo. #DesdeLaGrada.

@pepo2204

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